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¿Cómo encontrar soluciones a problemas complejos?


ENCONTRAR SOLUCIONES A PROBLEMAS COMPLEJOS ESCOACHING

Ya sea personal o profesionalmente hablando. Si hay un reto que nos une a todos y todas en estos tiempos que vivimos es el de tener que afrontar, gestionar, superar o encontrar soluciones a problemas cada vez más complejos.


Y son complejos por mil razones: puede ser porque impliquen a varias personas, porque no sabes si va a ser adecuada la decisión, porque existen muchos riesgos que quieres evitar, porque se pone en juego la reputación, porque implica tecnología o temas difíciles de comprender, porque hay mucha incertidumbre, porque estás dolido/a etc.


Es muy interesante saber que para conseguir que las situaciones no les superen (por muy complejas, difíciles o problemáticas que sean), las personas más eficaces...


- toman conciencia de lo que sí saben, conocen o tienen a su disposición AHORA. Es verdad que les pueden faltar cosas o que desearían tener otras a su alcance, pero reconocen que nunca parten de cero;

- reconocen también los miedos que pueden estar bloqueando o generando sentimientos de culpa, ira o rencor (por ejemplo, el miedo a perder, a quedarse solo/a, a fracasar, a no tener impacto, a poner en cuestión la reputación etc..).



Ok, entonces... ¿por dónde se empieza?

¿Qué puedo hacer para solucionar un problema o situación compleja?


Voy a compartir contigo una magnífica herramienta para dar un primer paso. Quizás puede parecer sencilla a primera vista, pero ... no es tan evidente ¡Requiere entrenarla a conciencia!


Para afrontar una situación compleja (insisto, ya sea en la esfera personal o profesional) y activar una mirada positiva, constructiva e incluso creativa, es clave ser capaces de hacernos buenas preguntas, preguntas poderosas, ese tipo de preguntas que te ayudan a reflexionar, a mirar las cosas de otra manera, a profundizar.


En general, diría que hemos estado mucho más acostumbrados/as (y nos han educado desde el colegio) para dar respuestas correctas. Pero, pensando en tu preocupación, problema o situación compleja ...


¿estás seguro/a de haberte hecho preguntas poderosas?


Pongamos un ejemplo. Imagina que tienes un problema de facturación y te preguntas...:

¿Por qué han caído las ventas de mi equipo? ¿Cómo vamos superar esta caída?

Piensa un momento... ¿qué crees que podrías responder? ¿Crees que sería muy diferente tus respuestas de las de la competencia? ¿Cómo te sentirías?

Ahora, ante la misma situación, das un giro y...

​...te imaginas a un cliente sonriente y contento en tu oficina, contratando tu producto y estrechando tu mano. Imaginando esta situación, te preguntas...


¿Qué tendría que haber hecho cada miembro del equipo con ese cliente durante la semana previa?


¿Qué está en mi mano cambiar para que los clientes sean más felices?


Piensa un momento la diferencia en lo que sentirías respecto a la pregunta anterior.


¿Sientes la diferencia entre la primera y la segunda pregunta?


Veamos otro ejemplo. Ahora, en la esfera personal.

Observa la diferencia que supone preguntarte esto...

​¿Por qué no me presta más atención? ¿Qué estoy haciendo mal?

A esto...

​¿Qué espacio necesitamos para conversar con calma?

¿Qué nos ayudaría a tener más confianza?

¿Qué quiero solucionar realmente?

Es evidente que modificar la forma en que nos hablamos y nos preguntamos, ¡sin duda tendrá efectos en nuestras respuestas!


Por eso, saber retarnos, saber cuestionarnos (en el mejor sentido de la palabra) a través de preguntas poderosas, nos permite indagar de forma positiva, imaginar distintas alternativas, identificar puertas que podemos abrir, y en definitiva, encontrar nuevas formas, nuevas vías, nuevas soluciones.


Para ello, puedes empezar hoy mismo a observar si planteas preguntas en las reuniones con el equipo, la familia o amistades y cómo utilizas el lenguaje cada vez que compartes tus preocupaciones con los demás. Ese primer paso es una excelente manera de empezar a entrenarte.


El siguiente paso, ya te puedes imaginar que implicar trasladar esta capacidad de formular preguntas (en lugar de juicios) a tus conversaciones. Ten en cuenta que para solucionar un problema o situación compleja es altamente probable que tengas que afrontar conversaciones difíciles, donde puede surgir la tensión. Por eso, el entrenamiento de esta herramienta no solo supone aprender a formularte a ti mismo/a buenas preguntas evitando bucles que te desanimen, sino usar este enfoque para conectar con los demás.


Sé que no es tarea sencilla, muy especialmente cuando hay que gestionar una situación que nos mueve (o remueve) profundamente. Por eso, si necesitas darle la vuelta a alguna preocupación o problema, y quieres ver luz a pesar de lo complicado o compleja que pueda ser la situación... ya lo sabes: siempre estamos a tu lado.

El conocimiento habla pero la sabiduría escucha. Jimmy Hendrix


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